Legumbres Framo lleva desde 1978 siendo una de las empresas de su sector más importantes de la provincia. Con una capacidad comercial que recoge todo el continente, su meta es continuar con el tratado y envasado del producto apostando por los máximos estándares de calidad y la garantía de que ofrecen a los clientes el mejor producto posible.

Una empresa que apuesta por la calidad

Desde 1978, Legumbres Framo compra legumbres a nivel nacional, principalmente garbanzo de Andalucía y tras seleccionar las mejores, almacena y vende a granel a otras empresas. No tardó en ampliar su capital y exportar sus productos a Europa. Con los años también ha extendido su negocio a la mixtura y la comida para pájaros.

En la actualidad cuenta con un gran equipo técnico y humano y una gran apuesta por ampliar su negocio a través de un producto de calidad. Se puede encontrar su producto en tiendas tradicionales, supermercados, hostelería y distribuidores de alimentación. Para manejar tal volumen de clientes, cuentan con un equipo cualificado y una maquinaria específica para la limpieza y clasificación de las legumbres que consigue un producto limpio y homogéneo. Todos ellos son productos típicos en los platos más autóctonos, como los garbanzos con bacalao.

Legumbres Framo en Granada Sabores

Dentro de la plataforma Granada Sabores venderán legumbres secas y cocidas. Productos básicos para buena alimentación de fácil elaboración y economicidad.

Esta empresa, con página web y Facebook espera encontrar en Granada Sabores una forma de llegar directamente al consumidor final desde cualquier parte de España y un medio de difusión de su marca.

Al preguntarles a qué sabe Granada, esta es su respuesta:

A mí, Granada, en cuanto a lo salado, me recuerda al típico tapeo: una cerveza Alhambra Especial con una tapa de surtido de ibéricos, un remojón de patata en el Albaicín y unas migas.

Últimamente también la relaciono con los kebabs y la comida árabe.

En cuanto al dulce, lo asocio con un helado de la heladería Los Italianos en verano, los dulces caseros de Semana Santa como roscos fritos y pestiños, castañas asadas por las calles en otoño y durante todo el año, lo que fue mi merienda durante muchos años: la  maritoñi. También me recuerda a La Puleva, batidos de vainilla, fresa y chocolate. Durante muchos años, siendo una cría, cada vez que pedía alguno en un bar lo hacía bajo el nombre de Puleva, no porque quisiese esa marca, sino porque pensaba que batido y Puleva tenían el mismo significado.

Los olores caseros que recuerdo son pocos. En casa de mi abuela siempre había picatostes en la cocina. Tenía la costumbre de añadirlos en todas las sopas y siempre los tenía fritos en un plato en la cocina. A parte de eso, el otro recuerdo que tengo es el de las legumbres, será porque pertenezco a esta empresa y por eso en mi casa siempre se han comido bastantes.