El jamón serrano de calidad es un manjar muy preciado que triunfa en cualquier situación. Saber distinguir un buen jamón a partir del sabor es sencillo, pero con solo mirarlo puede ser muy complicado para muchos. Igual que con otros muchos productos, hay una serie de detalles que ayudarán a que nos hagamos una idea con echar un simple vistazo.
¿Qué tipo de cerdo?
El cerdo negro es el autóctono de la península, el ibérico. Ofrece productos de gran calidad y sabor. Aunque no tiene porque ser negro, hay de otros tonos y pieles. El mejor modo de saber que color de piel tenía es observar la pezuña, ahí se verá el color. En cuanto al grosor, no tiene porque ser gordo, el ibérico es estrecho y alargado, cuenta más la longitud que el ancho.
Si podemos tocarlo, al pasar el dedo por la superficie, si queda huella, lo más probable es que sea de bellota, en los otros la grasa resulta más dura. La cuestión del peso no influye en la calidad, debemos fijarnos en el peso por lo que vayamos a tardar en tomarlo.
Las distintas marcas
Aunque los mejores jamones no tienen porque ser los más conocidos, las etiquetas con su origen y detalles son muy aclaratorias y ayudan a que nos orientemos en la compra. Lo mejor es no confiar en gangas, el jamón de calidad hay que pagarlo y contadas veces se bajan los precios más allá de lo anecdótico.
Una vez elegido, nos fijaremos en que la parte del jamón por donde el jamón fue despiezado suele estar llena de tejidos y grasas. Lo recomendable es cortar esa zona y colocar un paño engrasado con aceite para protegerlo. Hay que observar la grasa del cerdo, si está muy blanca es que el jamón está demasiado fresco. A partir de entonces, ya podemos empezar a cortarlo y disfrutarlo.