En Granada la cerveza es la bebida favorita indiscutible. A la hora de pedir en los bares suele ser la elegida y, también, existen empresas en la provincia que fabrican cerveza de gran calidad. Pero servir una cerveza no es simplemente derramarla en un vaso como si fuese un refresco, al igual que el vino, tiene su mecanismo y truquillos. El sabor de una cerveza bien servida no es comparable al de una mal tirada, incluso a simple vista se puede ver la diferencia entre ambas.

Consejos previos

La cerveza debe servirse en un vaso frío, pero que tampoco esté congelado. La temperatura fría ayudará a que aparezca la espuma y se mantenga a una temperatura agradable más tiempo. El vaso debe ser de cristal y transparente para que sea más apetecible a la vista y se pueda apreciar su color. Lo mejor es que sea una copa o jarra, no un vaso de tubo, para poder agarrarla y tenerla en la mano sin que esta se caliente. Sobre todo en verano.

La temperatura idónea es entre 5º y 10º, dependiendo del tipo de cerveza. Afortunadamente, en todos los bares está controlada la temperatura de la cerveza, sea por el grifo o las neveras.

Al servirla

A la hora de servirla, sea de barril o botella, debe dejarse una pequeña distancia para que la cerveza caiga y se remueva en el fondo del vaso. Al batirse aparecerá la espuma y el sabor de potenciará. Para evitar que se descontrole, lo mejor es inclinar el vaso unos 45º e ir colocándolo en vertical según se va llenando. Puede que la primera vez se nos vaya la mano, pero pronto aprenderemos.

La espuma nos dirá si lo hemos hecho correctamente, nuestra intención debe ser que la espuma tenga un grosor de 1,5 o 2 cm. Si es así, no hace falta esperar más, es hora de disfrutarla.

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